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Las escaleras circulares de Alexander Jorge

escaleras-a-ninguna-parteEn su novela Escaleras a ninguna parte, Alexander Jorge disecciona una realidad que no por cotidiana deja de ser tangible, dolorosa y real. Usando las armas del llamado realismo sucio nos conduce con maestría a través de espacios  poco tratados en un país que evoluciona circularmente en sucesivas espirales. Las historias que nos cuenta el autor prescinden del exceso de adjetivos, de situaciones imaginarias y de grandes historias. Como su propio nombre indica, las historias están centradas en la simple y escabrosa realidad cotidiana que nos rodea. Las vidas mediocres, grises de sus protagonistas bien se identificaron con cientos de lectores que lanzaron al éxito a escritores como Charles Bukowski, Raymon Carver o Richard Ford.

Las narrativas del realismo sucio tienen generalmente un punto de partida tajante que aparece bajo diferentes formas, pero fundamentalmente repite una misma estructura. Se podría describir como el silencio después de una catástrofe, o en todo caso, el de la vida llana y mala inmediatamente después de un evento decisivo. Este momento, tal vez, sea más latino que americano, más perteneciente a la tradición de la picaresca que a la del testimonio, pero también muestra una afinidad especial con las películas del estilo neorrealista italiano, como El ladrón de bicicletas (1949) de Vittorio de Sica o Los olvidados (1950) de Luis Buñuel.

Alexander Jorge nos entrega una novela trepidante en su ritmo, con personajes difícilmente olvidables, vivos  en su marginalidad y su esencia, ricos en matices psicológicos. Estas escaleras aunque aparentemente no conduzcan a ninguna parte son un laberinto cotidiano, un sitio donde desarrollan su hábitat los más diversos personajes que aunque sean invisibilizados por la sociedad, coexisten en una época del gran derrumbe de las utopías. Tal vez esta novela sea un grito, un rock restallante en los tímpanos del lector que quedará sorprendido cuando alcance al fin el último peldaño.