“La ciudad” y otros poemas

Final

En medio del temor y las sospechas,

con espíritu agitado y ojos de pavor,

nos consumimos y planeamos cómo hacer

para evitar el seguro

peligro que así terriblemente nos amenaza.

Y sin embargo estamos equivocados, ése no está en nuestro camino:

falsos eran los mensajes (o no los escuchamos, o no los entendimos bien).

Otra catástrofe, que no imaginábamos,

repentina, violenta cae sobre nosotros

y no preparados –de dónde tiempo ya– nos arrebata.