Para exponer el dato escondido es necesario aclarar que es uno de los recursos técnicos tradicionales mejor explotados por muchos escritores. Como su nombre indica, su base es la ocultación de alguna parte importante de la historia de manera que el relato adquiera un mayor nivel de sugerencia. Se pueden ocultar sucesos, la identidad de un personaje, su motivación última; los únicos reparos que se deben anteponer al esconder un dato es que debe ser significativo y que se debe aportar, en todo el texto, la información necesaria para que el lector pueda inferirlo. No tiene sentido alguno esconder algo importante que sea a la vez demasiado difícil o imposible de descubrir por el lector. Debemos sortear este peligro concibiendo la información de manera que el lector pueda llegar a descubrirlo.
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“Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer.”
— Alfonso V Rey de Aragón
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