Descripción
Con Abisal no estamos ante un mito carente de hechos probados que lo sostengan. Ni un mero cuento de Noche de Brujas, por más que esta historia desentierre viejos horrores, así como amores negados a morir que surgieron en la propia edad dorada del Romanticismo. Tampoco se trata de un libro de viajes, pese a las numerosas travesías que cruzan sus páginas, por mar y tierra, por todo el orbe, o emprendidas por puros espíritus a nuestro alrededor; viajes de descubrimiento que cambiaron y aún podrían cambiar la visión que poseemos acerca de lo que nos rodea.
Luz Marina
Ni en sueños había concebido tan peculiar muestra de admiración, que con el tiempo llegó a convertirse en una especie de rito. Sigal presenció uno de esos cortejos al llegar de su largo viaje por el mundo, cuando Estelle y Albia llevaban más de tres años aquí. Y quedó alucinado ante tal desborde. Pasmado, al ver a algunos hijos de las familias más pudientes del país haciendo las veces de caballos de tiro, mientras otras personas marchaban delante del carruaje portando violas con las cuales tocaban la sinfonía número cuarenta de Mozart, y la gente desde el balcón de varias casas lanzaba pétalos de rosas que se adherían a su levita y sus párpados. Por entonces, los diarios chilenos daban cuenta de esta y otras muestras de entusiasmo de hombres aún imberbes y aseguraban que las mujeres eran puro llanto, sensiblería, desmayo... todo lo cual resultaba cierto, según pudo comprobar mi padre cuando decidió ir al teatro Victoria la noche...
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