Autobiografía. Cartas de amor

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El gran amor de La peregrina (como se llamó a sí misma en sus escritos en España) fue Ignacio de Cepeda y Alcalde, un joven abogado sevillano que la cautivó desde que se vieron la primera vez. Fue el destinatario de la autobiografía y las cartas que forman este libro.

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Descripción

Aparece aquí, Gertrudis Gómez de Avellaneda, desnuda en el alma, muestra sus más íntimos sentimientos, dejando a la vista su pasión por este abogado al que guardaba el más profundo respeto personal y profesional.

Junto a los más apasionados pormenores de su amor no enteramente correspondido accedemos a muchos de los detalles que dieron origen a parte de su obra y sus inclinaciones literarias.

Carta 39

Siendo yo tan franca que te he dicho, con admiración tuya, las borrascas que mi imaginación levantó por ese hombre, el extremo con que me empeñé en hacerme amar y el valor que di a los sentimientos que le inspiré, por dudosos que fueran, te he dicho más que tú me preguntabas y más de lo que tienes derecho a saber. Si llegara un caso que creyera de mi deber darte cuenta de cada palabra o afecto de mi vida anterior, lo haría también, como lo hice noble y lealmente cuando hubo un hombre sincero y amante, que me dijo: yo te amo. Es, pues, indudable, que yo no temo que tú sepas por T. más de lo que por mí sabes, y que estoy tan lejos de temer, que lo que sabes y más (y cuanto he pensado y obrado e imaginado) te diría yo propia, aun cuando fuese en mi daño, si tú me dijeses algún día: “mi...
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