Descripción
Como Quijote en su redil cabalga en lontananza, convencido de una verdad que todos niegan; como rapsoda ante su irrespetuoso público que canta por más que se pierda su voz en la multitud.
Los poemas de El hombre del collar azul, van desde el homenaje sincero a poetas como Guillén, Carpentier o Nogueras, hasta el grito de dolor ante la vida, la desazón de saberse libre rodeado de cadenas y fórceps.
Vamos a navegar
VAMOS A NAVEGAR Vamos a navegar hasta el nosotros y como puente a tantas mansedumbres hagamos de la sed un sitio armado con los restos de luz de la ciudad y de la cordillera. Naveguemos pues, en buena tinta, con el pudor de las bestias castradas por las deudas y luego de navegar hasta el fondo del fondo, volvamos a navegar como si nunca más otra vez nunca el manantial sonoro de la luz la ambición de titanes por las corvas y el resto de humedad lunar adentro del navegar por nuestra poesía. AUTORRETRATO Un existencialista nato canta: no le temo a la muerte por semilla le temo a confundir mientras levanta el sentido en sí mismo de la orilla. Me gasto dócilmente en el cigarro suelto el dinero a manos optimistas copulo que da grima con el barro de las nenas, ritual de los artistas. En fin, que no me quejo, si ando turbio...
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