Descripción
Sólo se vislumbran las fantasmagóricas siluetas de una ciudad los agotadores esfuerzos por delinearlas, por comprenderla (…). De una ciudad como imagen configuradora de caminos eternos, símbolo de un esquema de poder que debilita los recorridos y la libertad del hombre, minimizándolo y perdiéndolo (“tuve miedo./ debe ser un error, alguien se equivocó/ alguien me colocó en un sitio que no me corresponde“). ¿Cómo reconocerse en ese espacio? ¿Cuáles son las posibilidades de escapar de una arquitectura que se autorreconstruye infinitamente?
Para la poesía, queda al menos una salida: construir otra ciudad, otro mundo, otro país, otra nación.
Fabio Murrieta, ensayista y editor
De "noche interior, noche ciudad"
cosmogonía del agónico Urbi et Orbi el universo es un cuarto donde el reguero abunda y no aparece el cincel que busco para abrir una ventana, un ojo familiar. el humo del cigarro quiere ser huidizo polvo navegando sobre la luz, grácil puente. ya se acumula mi rostro en el desteñido espacio. tuve un amor que ahora se ruboriza en el aire congelado como una virgen de las postales de antes. ha salido del caos; me alegro. mi desorden me salva de la multitud que se adentra en mi costado y soy yo mismo en un cuarto de espejos paralelos. mi desorden moviéndose sobre las aguas. tócame con la firmeza con que una mujer bajo la lluvia y su sombrilla hurgan en mi soledad. cerraré los ojos si me abrazas. no apuestes por el sexo del universo o por la vitalidad de sus pancartas, muerte y meseta orgásmica trazan idéntica curva ad infinitum. el universo no es sencillo como un...
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