Descripción
Vega Chapú expone, no enjuicia, como debe ser. Y como debe ser, a lo largo de toda la obra advertimos, bien manejado, el recurso de la sugerencia, sin el cual, salvo raras excepciones de buen estilo, la literatura deja de serlo para convertirse en una pancarta.
Con buen tino, esta novela expone desde la “sabia” destrucción, por parte de la “dictadura del proletariado”, de la cultura popular, de las buenas maneras y costumbres, de los estamentos básicos que toda sociedad requiere para no ir a dar al igualitarismo y la vulgaridad generalizada, hasta un recorrido por el cancionero popular cubano pasando por los momentos más ígneos de la historia de la Isla en el período antes aludido. (Félix Luis Viera)
Sólo me respondo a mí mismo
Mis compañeros de albergue ya no están. El actor se dedica ahora a su pequeño negocio de venta de pizzas. Transformó la ventana de su casa alquilada en un reluciente mostrador a través del cual aparece sonriente. Dice ser un hombre feliz. El músico incorporó a su repertorio algunos sonidos populares, los más escuchados del momento, para ofrecérselos, con todo su talento, a los turistas extranjeros que alrededor de la piscina de un lujoso hotel recién estrenado, le pueden escuchar todo el día. A cambio de haber renunciado al alto salario de la Orquesta Sinfónica, ahora junta las propinas en dólares, que los turistas con delicadeza dejan caer en el estuche de su instrumento. Abandonado por todos, disfruto de la soledad que retienen estas altísimas paredes. Ya no tengo que aguardar por el sueño de mis compañeros de habitación para sentarme frente a la máquina de escribir y probar mi suerte. Las primeras líneas surgieron con facilidad. Había descansado los...
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